Samaniego asegura tener más información que autoridades y niega cobro de piso en Mexicali
El diputado federal Armando Samaniego aseguró tener "mejor información" que las propias autoridades de seguridad en Baja California, al rechazar que exista cobro de piso en Mexicali
MEXICALI.- Pese a que autoridades de seguridad pública en Baja California han reconocido la posibilidad de cobros de piso a empresarios en Mexicali, el diputado federal por Morena, Armando Fernández Samaniego, insistió en negar la problemática, descalificando tanto a sus colegas como a funcionarios que han confirmado esta situación. Samaniego arremetió contra el secretario de Seguridad Ciudadana, Laureano Carrillo, al considerar una “tontería” hablar del tema sin denuncias formales, a pesar de que el propio funcionario estatal afirmó que el delito existe y se está atendiendo desde un enfoque preventivo.
El legislador también criticó al diputado local panista Diego Echevarría, quien alertó sobre el impacto del crimen organizado en la cancelación de conciertos en la capital bajacaliforniana. Samaniego desestimó las declaraciones sin considerar que el secretario Carrillo, así como el Consejo Coordinador Empresarial, han dado validez a los señalamientos al destacar que la falta de denuncias no implica la inexistencia del delito.
Samaniego no solo minimizó las preocupaciones del sector empresarial, sino que además sugirió la renuncia tanto del secretario Carrillo como del director de Seguridad Pública, Julián Leyzaola, acusándolos de generar alarma. Con ello, el diputado morenista parece más interesado en desacreditar voces críticas que en respaldar a las instituciones responsables de atender los riesgos que enfrentan empresarios, comerciantes y promotores de eventos.
Esta postura contrasta con la necesidad de coordinación entre los tres niveles de gobierno para prevenir delitos como la extorsión. Mientras el sector privado y algunas autoridades llaman a atender el problema de raíz, Samaniego opta por politizar el tema y atacar a quienes advierten sobre una realidad que, aunque difícil de documentar por miedo a represalias, preocupa cada vez más en Mexicali.