Confiar en Elon Musk es un error de cálculo que México ya no se puede dar el lujo de cometer
Por Juan Pablo Guerra | Publicado el domingo, 4 de agosto de 2024
ESTUDIO
El proceso electoral en Estados Unidos ha dejado más expuesto que nunca a Elon Musk, el perfecto ejemplo de la podredumbre al interior de Sillicon Valley que lentamente permitió el crecimiento de una generación de nuevos ricos que están seguros en la idea de que ellos deberían estar por encima de toda ley, regulación y gobierno, que son ellos quienes deberían gobernar en una visión de tecnocracia facista.
Cuando el gobierno de Nuevo León y Relaciones Exteriores confirmaron la supuesta inversión de Tesla para una planta en el estado del norte, mucho se especuló sobre la decisión. Era obvio que el principal objetivo del magnate estadounidense era establecerse en un estado que no tuviera la misma cantidad de regulaciones y cuestiones de impuestos como California o Texas. Del primero salió corriendo cuando las autoridades del estado le exigieron respetar a sus empleados durante el periodo de la pandemia.
Pero ahora, con el proceso electoral del país vecino ante nosotros, la jugada cambió. Es claro que una vez que la victoria de Milei se confirmó en Argentina, Musk vio una nueva oportunidad, pues su negocio en términos de automóviles va a la baja y el único de sus múltiples juguetes que le es rentable es el negocio de las baterías y en argentina, Milei parece estar más que dispuesto a malbaratar los recursos de su nación a cambio de seguir rozando codos con la crema y nata del conservadurismo internacional, que ve en los berrinches de Musk a una figura salvadora.
Cuando Musk compró Twitter, lo hizo bajo la promesa de que "la libertad de expresión regresaba a la plataforma", pero luego de un año en la práctica, es claro que lo único que Musk quería era un nuevo grupo de fans, que agradecieron por darles una plataforma en la cual seguir compartiendo su veneno. Múltiples estudios se han realizado para mostrar que desde que el empresario compro la red social, el número de publicaciones relacionadas con violencia, actos sexuales y explotación ha aumentado en números considerables.
Pero ese séquito de nuevos seguidores en Estados Unidos tenían a un líder antes que Musk, el expresidente Donald Trump, quien cabe resaltar siempre ha estado en contra de energías alternativas y vehículos eléctricos, al grado de ridiculizar a Musk en las publicaciones de su propia red social "truth social".
Hasta antes de que el presidente Biden anunciará su salida de la contienda, muchos estaban seguros de que Trump regresaría a la Casa Blanca y con ello, Musk tendría una excusa para echar para atrás el proyecto en Nuevo León, bajo el argumento de que una nueva administración del pseudo magnate estadounidense pondría presiones inescapables en aquellos que dejarán de invertir en Estados Unidos.
Pero la llegada de Kamala Harris cambió todo. Las encuestas en los estados cruciales para la campaña ponen a Harris en un empate técnico o incluso llevándose la victoria sobre Trump. La nueva energía de los demócratas, unida a una serie de errores por parte de la campaña republicana han puesto a sudar a Musk.
El peor de todos los errores fue el seleccionar a JD Vance como candidato a vicepresidente. Vance es uno de los discípulos de Peter Thiel, quien ayudó a Musk a fundar Paypal y fue uno de los donantes principales a la campaña de Trump en el 2016.
Thiel es un "libertario" que sinceramente cree que la elite de Silicón Valley que él representa debería ser la nueva aristocracia, una en la que su visión de un mundo tecnocrático sea una realidad. Para poner ejemplos de las ideas extrañas de Thiel, el es el patrocinador principal de los "Enhanced games" una copia de los juegos olímpicos, con la diferencia de que los atletas pueden usar todas las drogas que gusten para mejorar su desempeño, Thiel y sus seguidores creen que las reglas y limitaciones gubernamentales son una molestia innecesaria para el avance de la civilización.
Y Vance no solo piensa igual que Thiel, es igual de incapaz de conectar con el mundo, y por ende es incapaz de conectar con la gente. Sus números de aprobación, incluso entre los votantes republicanos, está en los números negativos y mientras Harris gana más terreno, Vance cae cada vez más lejos, jalando a Trump con él.
El pánico de Musk ahora se ve traducido en sus acciones. Uno de los grupos que ha fondeado para ayudar a Trump en su campaña está siendo acusado de robar datos en masa de personas en los estados clave para la elección, en sus redes sociales ha compartido videos falsos utilizando inteligencia artificial para burlarse de Harris, además de compartir los pensamientos de algunos de sus seguidores sobre cómo la actual vicepresidenta está en su puesto solo por ser afrodescendiente, aún cuando ellos cuestionan su descendencia en repetidas ocasiones.
Gane quien gane en los Estados Unidos, es claro que Elon Musk no tiene interés de mantener su palabra, y aún si quisiera seguir haciendo tratos con México, difícilmente estarían en una situación de igualdad. Musk cree, como Thiel, como Trump, como Vance, que allá son superiores, que su dinero y sus influencias son suficientes para romper el sistema, que ellos no le deben nada a nadie.
Sabiendo todo lo que sabemos de Musk y aquellos que lo rodean ¿Vale la pena hacer negocios con él?
Yo creo que no, estimado lector, esperamos que en las administraciones estatales y la próxima administración federal piensen lo mismo.