Por Redacción | Publicado el domingo, 4 de agosto de 2024
ESTUDIO
A pesar de que el proceso electoral, cargado por una retórica dura y muchas veces irresponsable, quedó muy atrás; hay quienes, por diferencias personales, frivolidad o completa ineptitud, continúan con actitudes pueriles, ramplonas y pedestres, abriéndole la puerta a los rumores conspirativos, más que a la consolidación de ideas que fortalezcan el andamiaje institucional del ayuntamiento de Tijuana. Aunque esta situación, para muchos, supone una adversidad, no así para el alcalde electo, Ismael Burgueño, quien con la designación de Pedro Romero TorresTorija como coordinador del proceso de transición a la nueva administración municipal, deja en claro dos aspectos: que la buena política es creada por una serie de buenas decisiones y; que las buenas decisiones solo vienen de la mejora después de tomar malas decisiones, es decir, no está dispuesto a cometer los errores de las administraciones pasadas. Por eso, la designación de Pedro Romero Torres-Torija es trascendente en más de un sentido: El primero, porque es un ícono que se evoca como posibilidad. Es un hombre formado en valores, sumamente respetado, siempre sensible e identificado con las causas populares; un empresario exitoso comprometido con el desarrollo de la frontera, quien, a pesar de haber sido invitado en varias ocasiones a ocupar cargos públicos, nunca se ha interesado por alguno. Esto lo convierte en una persona incuestionable, además de que diversifica las bases de legitimación de Ismael Burgueño, dentro de los sectores menos afines a la 4T. El segundo, por su mano izquierda. Pedro Romero es un hombre experimentado, lo que lo hace un político serio, versátil e institucional. Un cuadro imaginativo, conciliador, constructor de ideas y con altura de miras. Todas estas cualidades, le permitirán llevar a cabo una transición tersa en una complicada coyuntura, en la que vencidos y vencedores deben darse la mano y trabajar juntos por Tijuana. En este sentido, la incorporación de Pedro Romero es la expresión clara de dos de los principios políticos de la 4T: la democracia es diálogo y las circunstancias personales no son justificaciones para cerrar las posibilidades de comunicación. El tercero y, el más importante, su evidente capacidad técnica. La próxima administración municipal, tendrá, dentro de muchas otras, dos tareas casi auto excluyentes: disminuir la pobreza que lastima a la mayoría de tijuanenses y encontrar esquemas de crecimiento económico. Aquí es donde la figura de Pedro Romero se vuelve de gran importancia, porque si bien es reconocido por ser un empresario connotado, es importante destacar que, de manera honoraria, es decir, sin recibir un solo centavo del gasto público, ha destinado gran parte de su tiempo y buena cantidad de sus energías para impulsar y dar seguimiento a los programas y proyectos de desarrollo de la frontera norte del país. No olvidemos que fue él quien desarrolló la propuesta de reducción del I.V.A al 8%, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es decir, estamos hablando de una capacidad técnica sin parangón que ofrece una nueva oportunidad para hacer cara a los problemas ancestrales que enfrentamos: inseguridad, pobreza, desigualdad y corrupción. Se puede o no estar de acuerdo con lo aquí escrito, pero, lo que es incontestable es que Pedro Romero es uno de los cuadros más calificados no solo en Baja California, sino a nivel nacional. Alguien que sin regateos ha puesto su técnica y su amor al servicio de la patria.