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Falla el plan de marcha pacífica: la violencia irrumpe en la protesta de la Generación Z

Elementos de seguridad desplegados en el área —alrededor de 800, según la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX— respondieron

Ciudad de México.— Lo que inició como una convocatoria juvenil para exigir seguridad y justicia terminó convirtiéndose en una jornada marcada por choques, gases y momentos de alta tensión en el Centro Histórico. La marcha de la Generación Z —que había sido anunciada como una movilización pacífica— derivó en confrontaciones cuando parte de los contingentes intentó derribar las vallas colocadas alrededor de Palacio Nacional.
Desde el Ángel de la Independencia hasta su llegada al Zócalo capitalino, miles de jóvenes avanzaron con consignas y pancartas. Sin embargo, el ambiente cambió al llegar a la plaza principal del país, donde grupos encapuchados comenzaron a golpear el perímetro metálico con martillos, barretas e incluso herramientas eléctricas, buscando abrir paso hacia el inmueble federal.

Elementos de seguridad desplegados en el área —alrededor de 800, según la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX— respondieron con gases lacrimógenos y polvo de extintor para impedir el derribo de las barreras. Aun así, los manifestantes lograron abrir rendijas y, posteriormente, retirar varios paneles metálicos, lo que obligó a los uniformados a formar un segundo muro con escudos.

Mientras algunos contingentes pedían mantener la movilización sin violencia, otros escalaron las vallas, lanzaron objetos explosivos improvisados y arrojaron piedras y botellas. La confrontación se prolongó por casi una hora, en medio de esferas en llamas, detonaciones de cohetes y el sonido de “Gimme the Power” que sonaba desde bocinas entre la multitud.

El titular de Seguridad, Pablo Vázquez Camacho, insistió en que el operativo busca “ordenar el flujo de la movilización” y retirar objetos que representen riesgo, reiterando que las vallas fueron instaladas por prevención. Aunque afirmó que la mayoría de los asistentes se comportó de manera pacífica, reconoció la presencia de grupos que actuaron con violencia.

La jornada reunió no solo a la autodenominada Generación Z, sino también a la llamada “Marcha del Sombrero”, cuyos participantes —muchos de ellos adultos— compartieron ruta y horario. Ambas protestas coincidieron en consignas contra Morena y en la reivindicación de la figura de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan asesinado este año.

Ya entrada la tarde, los enfrentamientos continuaron de forma intermitente frente a Palacio Nacional. Los manifestantes se replegaban y volvían a avanzar, mientras la policía reforzaba el cerco. Entre empujones, golpes a las vallas y el lanzamiento de objetos, la tensión contrastaba con el mensaje inicial de que la movilización sería un acto pacífico para exigir un México más seguro y menos corrupto.